Perros con cinco sentidos
Sabemos que nuestros queridos amigos tienen algún sentido que otro
más desarrollado que nosotros y que los utilizan para relacionarse con
el entorno que les rodea, pero vamos a verlos uno por uno…
LA VISTA.
Hasta los dos meses, el perro es incapaz de guiarse por ella, los únicos
sentidos que le funcionan son el tacto, el olfato y el gusto.
A partir de las 6 semanas la retina empieza a funcionar correctamente,
será cuando cumpla los 3 meses cuando su visión estará ya a pleno
rendimiento. Pero debemos de tener en cuenta que su visión no es igual
que la nuestra. Su campo visual es mayor que el nuestro ya que tienen
los ojos a ambos lados del cráneo lo que les permite una visión en este
sentido superior, pero enfocan peor y evalúan mal las distancias.
Su visión es difuminada, menos nítida, pero detectan mejor el
movimiento. Donde nos sacan mucha ventaja es en la visión nocturna ya
que poseen una capa de células por detrás de la retina que refleja la
luz que no ha sido absorbida por los fotorreceptores, otra vez hacia la
retina, con lo que tiene mayor sensibilidad a la luz produciendo a su
vez ese brillo que vemos tantas veces en sus ojos.
En cuanto a los colores, no los distinguen como nosotros pero tampoco es
que vean en blanco y negro como se creía en una época. Los perros ven
colores pero no de la misma manera que los humanos.
Distinguen azules y violetas. Verdes, amarillos y naranjas los ven como amarillos.
El rojo no lo distinguen, y, diferencian distintas tonalidades de gris.
EL OLFATO.
Es con diferencia, su sentido más desarrollado. Poseen entre 150 y 300
millones de células olfativas. Nosotros, por el contrario sólo tenemos 5
millones.
El órgano de Jacobson (vomenasal) que está justo detrás de la mucosa
olfativa y se comunica con la cavidad bucal, le permite extraer olores
del aire, de sustancias lamidas o ingeridas y detectan sin ningún tipo
de problema las feromonas que desprenden tanto animales como humanos.
EL OÍDO.
Empieza a funcionar entre los 10 o 15 días de vida y es otro de sus sentidos más desarrollados.
Sus pabellones auriculares son grandes y mucho más móviles que el de los
humanos por lo que pueden orientarlos hacia el foco del ruido. Pueden
oír sonidos muy lejanos y débiles y es mucho más sensible a altas
frecuencias que nosotros, perciben hasta 60.000 Hz, frente a los 20.000
Hz que podemos oír las personas.
EL TACTO.
No es uno de sus sentidos estrella. El tejido de las almohadillas no le permite recoger información muy precisa.
A través de la piel percibe el frío y el calor, también el dolor.
Tiene pelos sensoriales situados en los ojos, mandíbula inferior, mejillas y labios para orientarse en la oscuridad.
EL GUSTO.
No se sabe demasiado de este sentido, pero lo que es cierto es que no es uno de sus “fuertes”.
Pueden detectar sabores como el agrio, dulce o amargo, pero no tan bien como nosotros.
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